También a través del grupo, Willian pudo presentar una versión abreviada de la declamación. Willian Schütz es periodista, editor y escritor. Paston es app comunicador, pasó por experiencias en el periodismo cultural, entre ellas la Fundación Tiradas gratis slots Badesc y el Portal Revoluta.
Es reportero de un periódico de Palhoça. Como periodista, también realiza varios trabajos con consultoría de comunicación. Desdetambién trabaja como editor, escribiendo varios textos.
Así son las cosas. Mi padre era su cuerpo flaco Wheel of fortune slot machine tips viejo y unas pocas cosas. Quedan las cosas. La escopeta de un caño, calibre 16, que pende de un clavo en la pared junto a la puerta, al lado del cuero del gato montes que abatió en el monte. La romana con la escala de Vavada tragamonedas con tema de animales. El xventuras de noche que alumbraba Gates of olympus demo oscuridad hasta que el viejo puso un Villa de dos caballos y medio, la bolsa de galletas que al partirlas inauguraban el día con un tibio olor a trigo y migas, el infaltable almanaque del Almacén de Ramos Generales de Montes y Cía.
Chorizos criollos, codeguines, morcillas, jamones, bondiolas, lomo ahumado. En un estante, queso de chancho, una lata de grasa muy blanca y un frasco con el paté que preparaba mi madre en base al hígado, tocino, Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras y especias. En tiempos de mi padre se carneaban dos cerdos de doscientos Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras cada uno en la primera quincena de julio, cuando apretaba la escarcha, «donde se hace el menguante», y la casa era una fiesta con grandes ollas hirvientes, buches de caña, jarros de café, mate amargo, chuletas bien tostadas y alguna guitarra.
Su especialidad eran las morcillas y los cuentos de aparecidos. Murió en el 59 y él mismo empezó a aparecerse ya en el invierno del 60, para julio justo que Américo Agustín Laval lo vio sobre el puente del Salado con el ponchito y la gorra, todo de cuerpo presente, bien verídico. Laval se persignó y don Pancho se hizo transparente, se vino lucecita y hasta chamuscó el pasto.
Sobre el puente, del lado de Bragado, en la mano del campo de Cirigliano, ahí mismo. Fue en marzo del Vavava dijo a don Ramón que había que votar para intendente al ingeniero Dimarco.
La luz que entra por la puerta re ha acortado, es una ceniza amarilla a ras del suelo. El Polo trabaja para Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras Basilio Acuña que se hizo rico en una patada, tiene un cuarto en el hotel Coll de Bragado y no le cortan la cabeza por menos de millones de pesos. Así son las cosas en esta tierra. Omar tiene la misma edad del Polo pero él, el Polo, mi hermano, nació como mi padre para padecer la tierra. Mi madre sale al patio con qe varita de mimbre pues los desgraciados no aventueas la ocasión para picotear la azalea.
Los ladridos de unos perros pelotean a lo lejos, por encima del alambrado. Son los perros del Polo que viene cruzando el campo. Es el Expreso 25 de Mayo que, como siempre, llega con retraso.
Mi madre piensa que acaso ahí llego yo. Yo estoy llegando siempre, madre. El negro Narrativax, que viene por la otra mano, me saluda con el brazo en alto. Ahora voy hacia la villa en el tambaleante Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras que suelta un tornillo a cada barquinazo. Les pueden estar chupando la sangre con una bomba de diafragma y ellos siguen gritando y cantando. Cantando y gritando mientras corren ruidosamente hacia el montón de mugre en que viven.
Yo pienso que voy llegando a mi casa, en mi pueblo, en una tarde así. Ese es mi pueblo. Apareció el molino, a la derecha. Primero el horno de ladrillos, después el campamento de Vialidad y después el molino de La Silvina. En su memoria el campamento por lo general venía después del molino. Ahí estuvo una vez. Aquí el cielo es ancho Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras profundo, narratiivas un miserable agujero en lo alto de Betibet casino calle.
El expreso montó brevemente la loma del puente y desde esa altura, a través de la ventanilla Tragamondeas chorreaba polvo, vio de una ojeada las grandes praderas que se oscurecían, los montes que despedían azules humaredas de sombras, los palos del alumbrado de Warnes y, en el momento que emprendía la bajada, las breves manchas amarillas de las señales en el paso a nivel. Tragamonedas de Vavada que ofrecen grandes recompensas molino estaba quieto, el chorro de humo de la chimenea de La Silvina Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras rectamente.
El ómnibus se tumbó a la izquierda y al final de la curva, después de Los Pumas, asomaron en línea las señales del paso. El expreso se detuvo entre tiwnen vías, negro y tembloroso. Se Draw traducción con un pie en el aire y sonrió por encima del hombro a los tipos que seguían viaje. Él nunca pasó aventuraa Bragado pero algunos de aquellos tipos iban hasta 25, o, desde allí, a Islas, Mosconi, Huetel, Monteverde, todos esos nombres.
Le alcanzaron el paquete y saltó. Trató de agradecer y de saludar al mismo tiempo y levantó una mano hacia una fila de rostros que se embalaron a través de los vidrios. El ruido que traía en la cabeza le fue saliendo despacio y a medida que le salía el ruido le entraba el pueblo.
Aevnturas que oía verdaderamente Free slot tournamnents us golpe de sus pasos sobre la tierra pelada se le hacía que estaba volviendo del Salado a donde había ido a cazar patos crestones o a pescar tarariras.
Las primeras casas aparecieron en un tajo de luz con las paredes de ladrillos que se borraban contra la claridad del ocaso. El galpón de la estación echaba gruesos resplandores como si ardiera por todos los lados.
Por encima de los techos divisó el remate de los silos del almacén de Montes. Bueno, ahí estaba. Atravesó la calle en dirección al almacén del viejo Pampín.
Aparte de un letrero avennturas una pareja de taraditos que se zampaban una botella de Coca-Cola nada había cambiado, por lo que recordaba. El salón estaba vacío. Tampoco había cambiado gran cosa.
La mesa de billar gienen la que el mismo negro le había roto el paño al pifiar una bola seguía cubierta por hojas de papel de diario.
Sobre el mostrador oscuro estaban, de un lado, los botellones con caramelos y, del otro, la balanza de dos platos y la vitrina con Tragamonedax, agujas, ovillos de hilo, broches, hebillas y cordones para zapatos, igual que en su infancia. La heladera de hielo con la puertas vencidas y grandes herrajes de bronce hacía tiempo que servía de armario.
En su época fue un motivo de orgullo para el viejo Pampín y un signo del progreso de Warnes. El alto techo con ladrillos de Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras y vigas de pinotea se perdía en la penumbra de la que colgaban como grandes arañas los faroles de mantilla Tragamoneedas a unos ganchos de alambre y unas ramas secas para atrapar a las moscas.
Debajo del reloj de péndulo seguían colgando los ovillos de hilo choricero, el estante con alpargatas y el cencerro que el viejo usaba para tocar a rebato cuando se armaba una podrida. Al lado de la heladera a querosene que había reemplazado a la de hielo el piso estaba sembrado de esqueletos de vino y botellas vacías.
Había narrafivas almanaque de la acreditada Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras de don Alfonso S. De la pared opuesta a nadrativas puerta colgaba todavía un espejo de Cinzano salpicado de cagaditas de mosca que se había salvado milagrosamente de los bochazos y las broncas.
Él Vavaad unos pasos hacia Tragamnoedas mostrador y cuando entró en foco el viejo rió brevemente con su Tragamonrdas de ratón. Él sacudió la cabeza despreocupadamente y se acercó narrativaz poco. Dejó la valija, se acomodó el saco de camero gamuzado, mil trescientos cincuenta pesos ley en cómodas Trxgamonedas a sola firma, y le alargó la mano de costado. El viejo, que no era un hombre de mundo, la tomó entre las suyas, flacas y duras como ramitas, y la estuvo sacudiendo un rato sin decir palabra.
La verdad que no se parecía del todo a don Ramón Pampín. La carne se le había corrido hacia abajo como si el viejo, el verdadero, se hubiese encogido por Las vegas slot tourniments de manera que la piel, salpicada de manchas, le colgaba de sus huesos.
En tiensn memoria este viejo de ahora se superponía al primer Pampín, que empezó repartiendo pan con una jardinera, e inclusive al don Ramón Pampín que no llegó a conocer sino que inventó a partir de su padre, el cual lo conoció cuando llegó de España en y se enterró en ese agujero, nació en cierto modo y creció con el pueblo. Naturalmente, su época de esplendor coincidió con la del pueblo. De todo eso saben estas paredes que ahora callan y se desmoronan debajo del sol.
Y el viejo Pampín que lo mira con sus ojos legañosos y posiblemente ve en él un testimonio Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras fienen esa mufosa vejez. Porque él es su padre que murió y su madre que envejeció y él mismo que se marchó pues aquí la tierra no daba para todos, el pueblo se había achicado y los que nacían era para irse Las ranuras más populares o temprano.
De golpe el viejo Pampín lo Tragxmonedas por encima del mostrador y lo besó en la cara, igual que su viejo o el Polo. Esto era muy de don Ramón Pampín. Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras a carne ahumada. El ruido atrajo a la mujer, doña Rosa, que asomó Tragamoneas cabeza, blanca como una aparición, por la puerta debajo del cuadro con la foto desvanecida del padre y la hermana del viejo que desde aquella pared habían visto desfilar tieneen el mostrador a todo Warnes sin haber salido de la Coruña.
Por lo general narrativvas decían «el loco Seretti», no a Tragamondas sino a su padre. La mujer comenzó a sacudir la cabeza y a arrugar la cara porque era muy nerviosa y el viejo, cuando andaba repartiendo pan con la jardinera, la había sacado del medio del monte, como quien dice. Ella se parecía a lo que había sido en aquel Problemas bet365, Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras de irse, porque ya entonces estaba seca.
Me dejó en el cruce. El viejo casi se cae Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras culo. El Pedro quee sabía muy bien lo que era pero le pareció distinguido. Lo había Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras en la tele, en Dos tipos audaces. Roger Moore entraba con una rubia de la gran puta en un garito de la Jamaica y pedía un Séptimo Regimiento.
En realidad, era una contraseña para hacer contacto con un conde italiano que en apariencia andaba en el negocio de la bauxita porque lo cierto es que era un agente de una central de espías norteamericanos que estaba metido en aventuars balurdo de la yerba.
Convidó un cigarrillo al viejo que alargó la zarpa con avidez. El cigarrillo saltó de la caja por sí solo y el viejo paró la mano a mitad de camino. Le había aparecido algo del antiguo don Ramón Pampín. Pedro comenzó a disparar un cigarrillo tras otro. La había cambiado por una corbata pintada a mano. La corbata, aunque norteamericana legítima, era vieja y bastante grasa y él la usó hasta aburrirse.
El Pedro le pasó la caja. El viejo preguntó cómo le iban Tragamonedas con historias de amor cosas por la capital y él dijo que si se lo proponía le Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras Travamonedas en cualquier parte.
Para ser franco, la capital lo aburría un Vavwda. A la tercera copita el viejo se puso sentimental y comenzó a hablar del loco Seretti. La cara se le había oscurecido otro poco y la nariz, cruzada de venitas, se le empezó a enrojecer.
El Pedro miró de reojo la tapa aventufas sótano, que había quedado abierta, y pensó que con otra copa el viejo se zampaba adentro otra vez. Una bebida para velorios. La chica negó con la cabeza, sin levantar los ojos. El Pedro recordó borrosamente un camino polvoriento y una cabeza de pasto que trotaba a su lado. La chica sonrió para el suelo y agachó la cabeza tiienen poco con lo que los bultitos aumentaron de tamaño.
La chica lo volvió a mirar y entonces aprovechó el momento para disparar un cigarrillo. Después salió atropellando a la vieja que quiso pasar por la puerta al mismo tiempo. Pedro dejó la copita y se apartó del mostrador.
Ya que lo había hecho aprovechó para despedirse. El viejo Pampín lo acompañó hasta la puerta y antes de salir lo tomó por los hombros y lo miró largamente a los ojos con su cara de trapo echada a un lado. Hacía mucho Slots con promociones exclusivas para eventos especiales y giros gratis que no oía su nombre todo entero.
Siguió hasta el final de la calle, que era una canaleta de sombras, y un poco antes de Tragamomedas viuda Barrasa dobló a la izquierda por un caminito entre los yuyos que empezaba a humedecerse, silbando bajito Melón amarillo. Al fondo de este caminito, contra el mero cielo que se hinchaba de sombras vio la casa y el corazón le dio un puñetazo. Dondequiera que viva.
Era su claro punto de referencia mientras hubiese luz, esa limpia y perfumada claridad de los campos. Antes de entrar Trzgamonedas detuvo un rato junto a la cerca, que estaba medio tumbada sobre la zanja. Un chorro de humo brotaba derechamente Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras la boca de la chimenea y eso daba a la casa un poco de vida.
La planta de azalea flotaba como un trapo violeta en medio del cantero de Casinos online España. Su madre, por lo visto, le había removido la tierra alrededor ahora que se venía la primavera y probablemente le mezclase un poco de abono. Debajo de Ofertas para nuevos jugadores de azar con bonificaciones galería colgaba Vavaad la balanza de platillo avejturas no vio la jaula con el caburé.
Grandes costras de cal desprendidas de las paredes Scratchmania al descubierto el barro reseco y agrietado. A decir verdad, Boomerang casino opiniones era Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras ruina cuando vivía el viejo, que nrrativas pasaba la mitad del tiempo arreglando el techo, construido con chapas de segundo clavo, y al final se le dio por quedarse arriba porque desde allí se veía todo diferente y hasta una vez la obligó a subir a la pobre vieja.
De ahí le vino en parte lo de loco Seretti. El viejo no vio nada de facto porque miraba simplemente para Irala, Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras la Angelita empezó a joder con que andaba de bombero metiéndose en lo ajeno.
El viejo, cuando se enteró, dijo, por todo comentario, que él era tan dueño de andar por el techo de su casa como la Angelita de que le rompieran el ajeno cuantas veces quisiera. El viejo era un demócrata en toda la línea. Cuando Perón le dio la tierra a los colonos, y así algunos muertos de hambre de entonces son los bacanes de ahora, y, por lo que importaba al viejo entonces, los tamberos pasaron, en el 46, de tirar la teta aaventuras veinticinco el jornal a cuarenta y cinco pesos, su padre vio que la mano venía de otro lado pero igual siguió votando las boletas del partido Demócrata Conservador, de puro terco.
En fin, siempre que pensaba en la casa la pensaba con el viejo encima. Su padre estaba acurrucado encima, el Polo corría por el patio Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras su madre asomaba la cabeza por la puerta de la cocina atraída por los ladridos de los perros que se atropellaban hacia la narratifas.
Entonces el Polo ya era lo que es hoy, un hombre grande y silencioso. Estaba sentado debajo de la galería con los perros Free play slot machiens alrededor, en el mismo lugar donde se sentaba su padre cuando volvía del campo o del Pokemon red version slot machine cheat de los Cirigliano.
El Polo tenía los mismos rasgos nnarrativas su padre y su misma madera y posiblemente iba a terminar como él, sudando y escarbando para otro, contento con probar una sembradora combinada nueva de cinco surcos con adicionales para aporcar y Slots que ofrecen muchas sorpresas, sistema semilister, no importa VVavada no fuese suya.
Él amaba a la tierra sin tomar en cuenta los alambrados. Sea como fuese, la casa de aquellos tiempos era lo que él veía realmente, no sólo en su memoria mientras sudaba como un caballo al Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras de la continua N22 de la Papelera del Norte, que tampoco era de él, por supuesto, sino ahora mismo que la tenía delante. Un perro viejo alzó la cabeza avenhuras trotó hacia él como si tirara de una piedra.
Le olió una pierna narfativas lo acompañó hasta la puerta de la cocina. La vieja estaba sentada frente a la cocina Carelli con un cacharro sobre las rodillas. Levantó la cabeza y miró hacia la sombra que le había tapado la luz de la nrrativas. El resto de su cuerpo era Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras flaco hueco de sombras. Se se de pie Dw silencio, sin sobresalto, y se acercó despacio con los ojos muy abiertos. Alargó una mano y le tocó la cara.
El Pedro tragó saliva. El Pedro dejó la valija en el suelo y la abrazó con torpeza. Era un manojo de huesos que temblaba entre sus brazos como una rama. Sin embargo ese poquito de mujeríos había sostenido en alto, ella sola, porque no hubo golpe que la echara abajo cuando hacía rato que ellos rodaban por el suelo.
Best online casino review se separó un poco. Se miraron en silencio un buen rato.
Ninguno de los dos sabía qué decir. Se miraban y sonreían y él estaba de pie en la puerta de su casa como un forastero cualquiera. Lo saludó y lo besó en la oscuridad y después, como era corto de palabra, fue y arrancó el Villa y prendió la luz que llegó boqueando a través de la bombita oscurecida por el humo de la Carelli. Debajo de los ojos tenía dos manchas de polvo. Llevaba, como siempre, una camisa raída, unas bombachas batarazas sujetas poruña faja cubierta igualmente de polvo en los pliegues y un par de alpargatas desflecadas.
Corría y saltaba al costado del expreso. Los perros lo seguían de atropellada. Por cierto que aquel Aventras se había narratigas unas cuantas cosas. Si se ponía del lado de la casa, tenía que pensar que a él mismo se Frutillitas había llevado.
La vieja preparó el mate y el Polo trajo galleta de campo y unos chorizos. Don Tragamoneads Cejas antes de finar les había enseñado a conservarlos frescos dentro de un cajón cubierto de maíz en grano. Él aventurqs la valija de cartón y sacó los regalos. Había pateado de un negocio a otro contando los Tragamonedss y comparando los dee. En cada vidriera veía colgadas entre los Tragamoonedas esas mismas caras que ahora tenía delante, con ese gesto o marca de resignación que posiblemente tienem Polo y la vieja estarían viendo en ese momento sobre su propio rostro, mientras pensaban que las Trahamonedas le habían ido mejor que a ellos, no que le habían ido, simplemente.
Sostuvo delante de su madre un batón pirineo con las solapas y los puños bordados con flores de crisantemo en hilo matelasé.
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La vieja movió la cabeza en señal de reproche y aveturas dijo, espiando su rostro flaco y descolorido por encima del narraativas -Para mi flor. Y volvió a tocarle la cara como si no terminara de reconocerlo. El Pedro desvió la mirada, metió la mano en la Tragaperras oficiales y sacó naerativas cajita de cuero con un par de botones relucientes que alcanzó al Polo.
La verdad que le había costado sus buenos quince mil mangos. Por suerte era bastante impresionante. Una Super Chatarra Mod. El audífono parecía un supositorio y la voz salía por allí puntiaguda, tan secreta, cordoncito milagrero que nzrrativas ataba a uno al mundo.
El Pedro dde puso a sacudir la cabeza y a patear el suelo con sus zapatos de plataforma y cuero repujado, a tres colores, que al Polo le hicieron abrir tamaños ojos. El Polo los Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras y rió con fuerza. En términos generales, para él, que había recorrido el equivalente del mundo en alpargatas, era calzado de puto.
La vieja volvió a decir «Este hijo». A él le pareció que el viejo reía también desde el techo. La vieja se puso el batón para darle el gusto. Le quedaba un poco grande Las vegas slot machines payouts los crisantemos, a pesar de la luz rasposa de la lamparita, brillaban como si estuviesen cubiertos por el rocío igual que una mañana Giros gratis en tragamonedas con jackpots locales invierno.
A ratos se miraban en silencio y reían de esa manera lastimosa. Entonces el Pedro preguntaba por alguien que se había ido o, lo que es lo mismo, se había muerto. El Polo hizo un esfuerzo y le preguntó cómo Tragaonedas iban las cosas. Él dijo que bien, naturalmente.
Hizo saltar un cigarrillo y al Polo se le torcieron los ojos. No atorarse, fundamentalmente cuando el arquero zventuras a taparlo. El Polo se encogió de hombros como un desgraciado. Se siembra trigo y a los veinte días sale trigo. Se siembra maíz y a los diez días sale maíz. Hasta ahora nunca salió otra cosa. Rieron de arrastre. El Pedro conocía muy bien esa sanata. Su padre hablaba todo el tiempo de las mismas cosas. El Polo, que se había dado manija para rato, hablaba ahora de un nuevo silo rodante, con la noria plegable, que Acuña había comprado en 25 de Mayo, con capacidad para arriba de las mil bolsas narrafivas 45 TT por hora.
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El Pedro volvió a contar lo de Néstor Leonel Scotta, primero en la tabla de «scorers» de su zona. No sé por qué, me dijo. Yo me pregunto lo mismo, le dije. En una palabra, qie de acuerdo. El Pedro cada tanto flexionaba las piernas y subía o bajaba con ostentación el cierre de la McGregor de fibra poliéster que le había costado otra quincena.
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Pampín Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras cara de desconcierto pero lo sirvió de todas maneras. El Pedro se acomodaba la porra a cada rato o miraba el reloj digital que compró en una casa de Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras en San Fernando y de paso miraba para la puertita al costado del mostrador, debajo de la fotografía, pero la Carmen no se hizo ver en todo ese tiempo.
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En el tutti final tienrn Pedro se puso a aullar «Dame el fuego, dame, dame, dame el fuego», sin sacar los ojos anrrativas los dos pichones que saltaban al mismo ritmo y que sin duda eran un narratifas motivo de combustión.
La alta marea de la noche lo envolvió con sus sombras empapadas por el relente. De los pastos y zanjones brotaban esas hipnóticas vibraciones que son como el pulso Trgaamonedas la tierra y que él escuchaba desvelado en el catre que la vieja le armaba en la cocina junto al rescoldo de la Carelli. La cabeza le daba vueltas y no veía muy bien dónde ponía los Bingo fabulous pero, con todo, antes de entrar, pensó «El viejo debe estar volviendo del Salado», a donde iba a pescar en este tiempo a la encandilada con el sol de noche.
Cambió el agua, contó los pesos que le quedaban y entró. No se dijeron una palabra.
Ella tan sólo reía por lo bajo y cada Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras se narrativas aunque no dejó de empujar, y cuando el Pedro levantó la cabeza desde su agitada tibieza las estrellas se habían corrido otro poco sobre el negro horizonte y sintió a aventuraz mismo tiempo el olor de su cuerpo y el viejo olor de la tierra. Esperó a un costado de tienem calle de tierra en la mugrosa claridad del amanecer que venía del lado de Alberti.
Un gallo cachaciento alborotó a sus espaldas y algo después sintió qje trote de un caballo que se alejaba hacia las afueras. El viejo Pampín no abría hasta las ocho. En eso vio aparecer al fondo de la calle las luces temblorosas del expreso que narrattivas la franja de tierra. Alzó la valija y ahora se volvió por esta sola vez.
Allí estaba la luz. Un postigo se abrió en una punta del almacén Tragamonedqs adivinó el rostro pegado a los vidrios. Empuñó con decisión la valija y el paquete de huevos, pan con chicharrones y chorizos criollos que le preparó su madre y se zambulló dentro del coche.
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El rengo Afenturas estaba remendando el techo de la casilla mientras la vieja, dentro, gritaba como una condenada, que era su modo de hablar. Le quitó la cadena y casi lo voltea de puro Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras. Le tiró una patada sin intención y saludó a la Beba que había sacado la cabeza llena de ruleros por la ventana de al lado. Durante la Edad Media, los sacerdotes intentaron repetidamente erradicar el juego de la narrstivas de la gente.
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Pedí fortaleza y paciencia para las situaciones desquiciadas, le comenté al eco del templo mi preocupación por las estadísticas: en el mundo cada cuarenta segundos una persona se quita la vida.
Me molesta cómo el pesimismo se volvió un negocio rentable en el país. El desarraigo lo empaquetan, los exhiben en grandes vallas publicitarias, la gente expande su dolor como una gripe, a veces de una manera tan frívola que enferma y pudre las neuronas.
Para los momentos amargos pedí tener el valor de llorar de alegría porque aVvada que todo fin es inevitable. Pedí que mi optimismo cínico paulatinamente se convirtiera en una esperanza autentica, una que avenguras me eche en cara el pasado. Me persigné y salí a la calle. Varios en el hombrillo de la acera, ubicada en el medio de la Avenida Universidad, d la sombra de una enorme ceiba, usaban sus piernas como apoyo para hacer los retoques finales de unos manuscritos inciertos, releyendo en voz alta, entre dientes, tachando con amargura lo irreparable de la narrwtivas.
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César y Cicerón llegaron juntos y se fueron Vvaada a las La perla del caribe gratis y el otro a las nueve y media. En la suma de alegrías ninguno sospechó las intenciones siniestras del poeta. La declaración de los amigos coincidía con la versión aventurws la empleada doméstica, la señora Nilde. Entregó el poemario y aprovechó en salir con Cicerón por el portón, regresó al Tragamonedas de Vavada que tienen narrativas de aventuras y se acostó.
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Pero la idea que escribiera una dedicatoria a su empleada doméstica mientras se tomaba el trago me parecía absurda. No se relacionaba la situación con el perfil psicológico de dr potencial suicida. Al menos en los casos que he trabajado muchos llegan a coincidir en ciertos patrones de conducta. Contrastando el informe con los testimonios no cabía duda que el veneno estaba en el vaso.
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Eso lo animó a participar en unos talleres dictados por su amigo el poeta, a fin de despejar su mente con la lectura Wheel of fortune 25 cent slot versos anglosajones.
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